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Energía, Vibración y Bienestar: Nanotecnología Aplicada a la Vida Cotidiana

«Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración».

Nikola Tesla

¿Qué son las nanopartículas?

Han pasado menos de 50 años desde que se escuchó por primera vez el término «nanotecnología» (Erick Drexler, 1970/1986). Sin embargo, Muchos libros, investigaciones y ensayos se han dedicado a explicar este tema.

Como su propio nombre indica, las nanopartículas son elementos microscópicos con una dimensión menor a la de 100 nanómetros.

Estamos hablando de un tamaño equivalente a la milmillonésima parte de un metro, una dimensión tan difícil de reconocer que se necesitaron décadas de investigación solo para comprobar que es posible trabajar en un estado de la materia tan sutil. En estas dimensiones, se observan propiedades y fenómenos totalmente nuevos, que se rigen bajo las leyes de la Mecánica Cuántica.

La nanotecnología es uno de los campos claves en biomedicina, electrónica, cosmética, óptica, nano química y agricultura. Entre sus campos de aplicación se incluyen el cuidado del medioambiente, la exploración espacial, tecnologías de comunicación e informática, higiene y salud pública, entre otras.

Su inmensa variedad de aplicaciones tiene la capacidad de revolucionar nuestra sociedad, poniendo al alcance de todos una energía natural que no se agota ni contamina el ambiente.

Pero más allá de la amplia gama de oportunidades que presenta la nanotecnología a nivel colectivo, industrial o social, la intención de este artículo es enfocar en lo individual y el bienestar personal.

Frecuencia Vibratoria

A partir de los descubrimientos de la física cuántica, sabemos que cada mineral, metal o cualquier otro elemento de la realidad vibra a una frecuencia determinada.

El Oro, el Cobre y el Zinc no son la excepción. Cada uno de estos elementos emite una frecuencia vibracional determinada e inalterable. Pero lo más interesante es que el patrón Frecuencial que emiten está directamente relacionado con el estado en el que se encuentran.

En síntesis, la cualidad e intensidad energética de un bloque de cobre, no es la misma que la de las nanopartículas de cobre, y lo mismo se aplica a los demás materiales.

En este estado nanométrico, el mismo elemento emite mucha más energía que esa misma partícula en su estado original.

Por ejemplo, si colocamos una moneda de Oro en un recipiente con agua, transmitirá la energía del oro al líquido, que almacenará y replicará esa información. Sin embargo, debido a la densidad de la moneda, la intensidad de la frecuencia que emite será débil y por lo tanto la transmisión energética, menos eficaz.

Pero si en su lugar, introducimos nanopartículas de oro, la energía pulsante será unas 1.000 veces mayor. Sigue siendo Oro y, sin embargo, ahora todo el sistema vibra en una frecuencia más alta.
Al igual que en la música, la escala de las frecuencias vibratorias se mide en octavas (8).

El agua que contiene nanopartículas de oro, vibra varias octavas más arriba que la que contiene oro en estado sólido. Esto implica que al beberla recibiremos más de esa frecuencia, de manera inmediata. Cada tejido, órgano y célula de nuestro cuerpo, almacenará y transmitirá esa información usando el agua como vía. Precisamente en eso se basa nuestra Solución Nanocoloidal.

¿Por qué las nanopartículas emiten más energía?

Como lo hemos anticipado, las nanopartículas presentan comportamientos que desafían la física convencional.

La clave para comprender por qué está en su tamaño, ya que mientras más pequeñas son, mayor energía electromagnética emiten.

Esto se debe a que el campo magnético de una Nanopartícula es de altísima frecuencia e intensidad (oscila y vibra a una velocidad muy alta). Por el contrario, cuanto más denso y sólido es un elemento, más lento será el movimiento de sus partículas y por lo tanto tendrá una frecuencia más baja.

Esa es la cualidad de las nanopartículas; El estado en el que se encuentran es extremadamente sutil, y la energía que emiten viaja a la velocidad de la luz. Gracias a esto, llegan a la estructura molecular del organismo.

Al mismo tiempo, estas nanopartículas se conectan y activan aquellos minerales que están presentes en nosotros, como es el caso del Zinc y el Cobre.

Veamos ahora algunas características de dichos elementos:

Zinc
Es un elemento esencial ya que nuestro cuerpo no puede producirlo y debemos consumirlo de fuentes externas. Es esencial para nuestro sistema inmune y nuestra capacidad cognitiva. Regula el cortisol (hormona del estrés) e interviene en más de 300 procesos enzimáticos a nivel cerebral. También tiene la capacidad de potenciar las sinapsis neuronales.
A nivel energético, aporta equilibrio emocional y aliviana los procesos mentales. Resulta un excelente aliado para superar la ansiedad y el estrés.

Cobre
Es un mineral esencial para nuestro organismo, ya que participa en la síntesis de neurotransmisores y da elasticidad a los tejidos humanos, debido a la enzima «lisil oxidasa», la cual actúa junto con el colágeno y la elastina en el tejido conectivo. Es necesario para la regeneración de todos los tipos de tejidos, sobre todo a nivel muscular.
Además, el cobre tiene una notable capacidad para prevenir y protegernos de bacterias y patógenos.
A nivel vibracional, nos protege de frecuencias nocivas y facilita la regeneración energética.

Oro
Es un superconductor con capacidades antiinflamatorias y anti-alérgicas, esta es una de las razones por las cuales se añade en la fabricación de cremas y medicamentos, por su función desinfectante y desinflamante. Además es un rejuvenecedor de las células de todo el cuerpo.
Sin embargo, tal vez los beneficios para la salud más notables que el oro ofrece están en relación a la función mental. Resulta que mejora la transmisión de señales eléctricas entre las células nerviosas en el cerebro, lo cual nos permite mayor concentración y rendimiento intelectual.
Además, eleva el estado de ánimo rápidamente y es utilizado para combatir estados depresivos. Vale aclarar que todas las culturas a lo largo de la humanidad lo consideraron un elemento de gran poder energético.

¿Cuál es la relación entre nosotros y las nanopartículas de Cobre, Oro y Zinc?

Constantemente, estamos en interacción con campos electromagnéticos externos. Pero no todas las frecuencias son saludables.

Por ejemplo, las emisiones de aparatos electrónicos y antenas wi-fi generan frecuencias opuestas a las que nuestro organismo necesita, tanto a nivel energético como cognitivo, y por lo tanto a nivel físico. Gran parte del estrés y la ansiedad general de la gente, tiene que ver con la continua interacción con este tipo de frecuencias.

Ahora, cuando un órgano o tejido de nuestro cuerpo sufre algún desequilibrio, -un traumatismo, supongamos- lo que sucede a escala cuántica, es que los movimientos de las partículas subatómicas se vuelven caóticos y desorganizados. Esto da por resultado un patrón vibratorio entrópico, que tiende a dañar el funcionamiento celular y por lo tanto también a los tejidos y órganos. Cabe destacar que estos patrones vibratorios no favorables pueden ser generados no solo por agentes externos o físicos, sino también a través de estados anímicos negativos, pensamientos, palabras, imágenes, sonidos, etc.

Si de alguna manera, logramos ordenar esos campos magnéticos caóticos, indefectiblemente mejoraremos el funcionamiento celular y de todo el organismo, resolviendo el problema desde su base, de manera totalmente sana y natural.

Aquí es donde entran en juego las nanopartículas.
La frecuencia que emite el Oro, el Zinc y el Cobre ejerce una poderosa influencia sobre los átomos «dañados» de un organismo y los devuelve a su natural estado de equilibrio magnético o incluso los induce a un estado superior donde su frecuencia aumenta.

Los Dispositivos Emisores de Energía

Con estos conocimientos, y con el interés de acercarle herramientas energéticas a quien esté interesado en elevar su calidad, hemos diseñado y creado una línea de productos a base de nanopartículas de Oro, Zinc y Cobre.
Estos dispositivos, se vinculan con el campo energético humano, brindando una serie de beneficios que van desde lo energético a lo físico e incluso a lo mental y cognitivo.

Nuestro Campo Biomagnético

Uno de los puntos claves para comprender la función de las nanopartículas en nuestra vida cotidiana, es reconocer que constantemente, estamos emitimos y recibiendo energía.
Cada ser vivo tiene un campo biomagnético. Este campo, también conocido como «aura», se ha definido como «el gas ionizado que tenemos en torno, que es parte de nosotros y que emitimos constantemente».

Esta emanación puede ser detectada por instrumentos sofisticados que captan no sólo la emisión de cada órgano, sino también el aura completa de una persona. Cada vibración es captada y analizada para que sea posible estudiarla y decidir qué frecuencias son las más saludables para la persona.

Energía, Vibración y Decisión

A través de los milenios, por un sin fin de motivos que no vale la pena enumerar ahora, el ser humano se ha desincronizado de su natural estado energético.
En la actualidad, debido a la enorme cantidad de frecuencias nocivas que hay en las ciudades y pueblos, el promedio de la gente está acostumbrada a vibrar a una frecuencia baja, relacionada al estrés, la ansiedad, la depresión y estados que naturalizamos por el hecho de que son cada vez más comunes a nivel social.

Estos estados mentales producen determinadas frecuencias que tarde o temprano repercuten en el cuerpo físico, ya que todo patrón energético y sutil, encuentra la forma de manifestarse y materializarse. Esto sucede tanto con las frecuencias nocivas como con las saludables.
Emitir una frecuencia saludable, y atender a nuestro mundo interno no es algo que sucede automáticamente.

Emanar energía positiva requiere de una decisión personal
Porque si bien la energía que emiten estas nanopartículas nos aporta vitalidad y equilibrio emocional, es importante comprender que el origen de todo patrón energético y físico, está en nuestra mente.

Nadie más que nosotros es responsable de la información que emitimos desde nuestras emociones, pensamientos, palabras y acciones. Si cobramos conciencia de que esa información influye a todo nuestro organismo, entendemos que el lugar desde el cual se producen los mayores cambios, es desde lo interno.

Las nanopartículas nos muestran, en una escala distinta, que cuanto más sutil es algo, mayor influencia tiene sobre el mundo físico. Así como nuestros pensamientos (registro sutil) modifican la estructura molecular del agua en nuestro cuerpo (registro físico).

Usemos la nanotecnología para potenciar y revitalizar nuestra energía y nuestro cuerpo, sin olvidar que lo más importante, es darle un uso consciente y responsable para alcanzar y sostener una vida saludable. 

By: ormuspatagonia.com

 

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